
Dicha fuerza no existe (o es muy leve) en el espacio exterior o en la luna y, por eso, parece que los objetos o personas "volaran", ya que el aire no los frena.
Esa presión atmosférica también actúa sobre los seres humanos, y se ha visto que la presión sanguínea es una de las formas que utiliza el organismo humano para equilibrarla y compensarla.
Ahora bien, la presión atmosférica no es la misma siempre ni en todos los lugares de la Tierra. En un mismo punto geográfico, cambia según las condiciones climáticas.
Así, habrá días de presión normal, días de baja presión y otros días de alta presión. Y el cuerpo humano siente estos cambios. Cuando la presión atmosférica es normal (o levemente alta). en general en los día soleados y de cielo despejado, se siente mejor y "livianos".
Cuando la presión atmosférica es baja, en días nublados y previos a las precipitaciones, la presión sanguínea promedio resulta "excesiva" y se siente "pesado"; sensación que permite a muchas personas transformarse en meteorólogos aficionados y "predecir" la lluvia.
Al mismo tiempo, la presión atmosférica cambia según la altura en que se encuentra un punto geográfico en relación con el nivel del mar.
A medida que se asciende, el aire se hace más escaso y la presión atmosférica desciende. Es lo que explica las dificultades que se tiene para respirar , o el malestar que, a partir de 2000 m de altitud, puede experimentar quién no está acostumbrado a la altura.
Este fenómeno se conoce como apunamiento o "mal de altura". Para evitar este efecto, los aviones modernos, que llegan a volar a alturas de 10.000 m, "presurizan" las cabinas, es decir normalizan la presión dentro del avión equiparándola a la que existe a nivel del mar.
Un fenómeno opuesto se produce cuando quién vive normalmente en zonas altas bajan a la llanura. Por otro lado, el aire más escaso ejerce menor resistencia y, si no se padece mal de altura, se puede correr más rápido o andar en bicicleta a mayor velocidad.
Por esta razón, el COI (Comité Olímpico Internacional) no reconoce ciertas marcas de atletismo o ciclismo logrados en zonas muy altas, como La Paz, Bolivia.
A la inversa, la presión atmosférica aumenta cuando se desciende por debajo del nivel del mar.Por ejemplo (aunque en este caso la presión se ejerce a través del agua), los buzos que descienden por debajo de cierta profundidad deben ascender, luego, muy lentamente hacia la superficie.
Y, en algunos casos, entrar primero a cámaras especiales de descompresión lenta. ¿Por qué? Porque al descender a zonas de mayor presión, el cuerpo, como compensación, lleva su presión sanguínea al punto máximo, y un rápido ascenso podría provocar el estallido de las arterias.
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